No se me caen los anillos al decir (bien alto, y que lo oiga todo el mundo) que A Casa Nostra le da cienmil vueltas a esas dos. Cierto es que el esquema de historias unipersonales cruzadas no es original (ya no lo era cuando lo reivindicó como señera Robert Altman) aunque quizá si su sublime utilización en forma de thriller dramático.
En esta película de la realizadora Comencini, ningun personaje parece estar libre de pecado. Unos viven vidas llenas de engaños, de deseos no consumados. Otros, hacen del malhacer una seña de identidad y salvoconducto hacia la incolumidad eterna. Los inocentes son culpables, y los culpables quizá ya no recuerdan cuando dejaron de ser inocentes. Ninguno de ellos es feliz.
Milano es la ciudad que alberga todas estas historias (la de una policía, una modelo, un banquero, hombres y mujeres infieles, ex-convictos, personas corrientes...) como un testigo inmovil de todo aquello que acontece. Lo que sucede en esa ciudad bien podría ser lo que esta ocurriendo ahora mismo en esta, o en cualquier otra. El drama de la miseria humana de todos los días, con un rayo de esperanza, sí, pero tan debil que es posible que nadie se de cuenta.
A Casa Nostra (Francesca Comencini, 2006)
Con Valeria Golino, Luca Zingaretti, Laura Chiatti, Luca Argentero, Teco Celio.
Puntuación: 9.5/10
